Día a día vemos con cierto grado de impotencia los atentados terroristas perpetrados por los grupos aliados al imperialismo, sionismo y especificamente, de los Estados Unidos de América en países como Siria, Irak, Libia o Afganistán. Grupos criminales como el ISIS (Daesh), frente Al Nusra o Al Qaeda desangran literalmente a la población civil de esos países, al tiempo que se han favorecido de las agresiones militares emprendidas por Washington para abrirle paso con el tiempo a los mismos que siguen con estas agresiones. No es coincidencia ni casualidad que Afganistán, Irak y Libia sufran con el fenómeno del terrorismo, habiendo sido objetivos de las bombas norteamericanas, las mismas que sus socios terroristas utilizan ahora contra Siria para intentar quedarse con ese país, a objeto de crear un régimen monárquico wahabita, al estilo saudita.

Todo este dolor se ha evitado en la República Popular Democrática de Corea, gracias a una política responsable y coherente con la protección de la vida al recurrir al disuasivo nuclear defensivo, es decir, al programa atómico de Corea democrática, pese a que el imperialismo norteamericano y sus lamebotas lo tachan de supuesta “amenaza a la comunidad internacional”, en una suerte de mantra anodino que intenta arrastrar a otras naciones hacia aquellos sucios propósitos, logrando que más de algún gobierno lacayo caiga en esta bolsa de gatos, donde la única esperanza es estar en sintonía con quien les garantiza llegar al poder por la vía electorera con dólares norteamericanos y recibir el crédito en medios estadounidenses como una “nación modelo”. Ya de eso conocemos mucho en los medios comerciales.

El arma nuclear que se ha utilizado contra los pueblos ha sido en Hiroshima y Nagasaki, donde miles fueron asesinados. La única nación que ha invadido, invade y puede invadir a otras es Estados Unidos. El único país que ha fomentado golpes de estado en todo el mundo ha sido Estados Unidos, la única nación que ha asesinado a millones de personas de las formas más atroces ha sido, y es, corresponde a Estados Unidos. Si hacemos un balance entre Estados Unidos y la República Popular Democrática de Corea, la historia se pone del lado del segundo, pero los medios corporativos y comerciales pintan lo blanco en negro.

Al día de hoy, si la República Popular Democrática de Corea no hubiera iniciado su programa defensivo nuclear, ya estaría (por segunda vez) arrasada por las bombas norteamericanas, y sus autoridades habrían sido tan irresponsables como Saddam Hussein, Muammar Gadafi o como el régimen wahabita talibán de Afganistán. Exculpamos de esto el caso de Siria, donde no se pudo concretar un programa atómico, porque los recursos del que disponía el país árabe eran limitados. Por lo tanto, el disuasivo nuclear coreano ha funcionado perfectamente en la medida que el imperialismo lo ha pensado como para llevar adelante un ataque contra Corea. Pese a ello, desarrolla una campaña mediática para desacreditar a la nación coreana, agresión comunicacional para condenar a la República Popular Democrática de Corea por ser un país independiente que no se pliega a ninguna exigencia como para desmantelar, aminorar o disminuir su programa defensivo atómico.

La exitosa prueba de la ovija nuclear efectuada por la República Popular Democrática de Corea ha hecho que los imperialistas y sus aliados, directos e indirectos, pongan el grito en el cielo. Sin embargo, los pueblos del mundo apoyan este digno paso, que le brinda independencia y fortaleza por sobre el imperialismo en persona.


Como Asociación de Amistad con Corea en Chile apoyamos tales pruebas, lo que corresponde a un decisión correcta y la consideramos como una prueba de que la independencia se puede alcanzar con una genuina política defensiva en pro de la vida y la seguridad de los pueblos.

Asociación de Amistad con Corea en Chile (KFA Chile)